ADAPTACIÓN CELULAR.
La adaptación celular constituye la respuesta de la célula ante estímulos persistentes (internos o externos) mantenidos. En muchas ocasiones, estos sistemas adaptativos celulares consiguen
una mejora de la funcionalidad del tejido; sin embargo, otras veces condicionan una pérdida de funcionalidad o incluso un cambio en la función celular. Dentro de los mecanismos de adaptación se incluyen:
- Hiperplasia. Se define como el aumento del número de células de un tejido. Se produce únicamente en aquellos tejidos con capacidad de multiplicación como respuesta a distintos estímulos; por ejemplo, la hiperplasia mamaria del embarazo en respuesta a estímulos hormonales.
- Hipertrofia. Caracterizada por un aumento del tamaño de cada célula sin aumento en su número. Se produce en tejidos no multiplicables como respuesta a situaciones de sobrecarga; por ejemplo, la hipertrofia del tejido muscular cardíaco (miocardio) secundaria a la hipertensión arterial.
- Atrofia. Se caracteriza por la disminución del tamaño y de las funciones celulares de un tejido en un intento de disminuir su consumo metabólico; por ejemplo, atrofia muscular por desuso (encarnamiento prolongado) o por denervación (falta de estímulos nerviosos sobre el músculo por alteración de las neuronas que lo inervan).
- Metaplasia. Cambio de un tejido diferenciado a otro también diferenciado pero con mayor resistencia, por la acción continuada de un irritante (p. ej., metaplasia escamosa esofágica por acción irritante del ácido gástrico sobre la mucosa esofágica en los casos de reflujo gastroesofágico).
- Displasia. Supone una alteración del tamaño, organización y función de las células de un tejido. La displasia es una alteración premaligna, pero que puede ser reversible si cesa el estímulo irritante externo.
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